Con Faldas y a lo Loco.(Nota: cordoba.net)
Por Ramiro Ortiz
“Creo que los años hacen una tarea de desdramatización de las cosas y es inevitable poner la cámara en el lugar del absurdo”. Esto dijo Fito Páez en una entrevista reciente, y es también lo que comenta uno de los personajes al final de ¿De quién es el portaligas?, la segunda película del famoso músico rosarino.
Un resumen bastante preciso del contenido del filme, pese a que no es la precisión uno de sus atributos, sino el desorden. Claro, existe un subgénero dentro del cine llamado comedia de enredos, pero esta producción de Páez parece pasarse por momentos de la raya. Las idas y vueltas en el tiempo y en las situaciones que atraviesan los personajes son tantas, que se necesita un buen nivel de concentración para seguirlas. La película pasa de la comedia al drama, del drama al western y de allí al policial con absoluto desparpajo, lo que para algunos es síntoma de libertad creativa, pero para otros puede resultar un cóctel con demasiados ingredientes.
Sin embargo, el largometraje tiene otra característica determinante. Lo más llamativo, y lo más logrado también (junto con la fotografía), son las escenografías, el vestuario, los peinados, el maquillaje, todos enmarcados en una estética kitsch que remite a la década de 1980 y al ambiente noctámbulo y rockero argentino, pero también al estilo del realizador español Pedro Almodóvar.
La trama habla de tres amigas del alma, Juli (Julieta Cardinali), Leo (Leonora Balcarce) y Romi (Romina Ricci), y de cómo “la experiencia y el paso del tiempo” van marcándolas, aunque sin lograr separarlas. Al comienzo del filme, Leo se entera de que Juli, uno de sus principales afectos, mantiene un romance furtivo con su ex novio. Herida, huye en una moto y sufre un accidente que la deja en coma. Juli, arrepentida, inicia trato con mafiosos para robar un corazón para trasplantar. Romi acude en auxilio de Juli. Y así.
El amor y el odio, la lealtad y la traición, la enfermedad y la salud, el optimismo y el pesimismo, la compañía y la soledad, la familia y el individuo. Todos los polos de estos sentimientos, y de otros también, pasan por ¿De quién es el portaligas?
“Creo que los años hacen una tarea de desdramatización de las cosas y es inevitable poner la cámara en el lugar del absurdo”. Esto dijo Fito Páez en una entrevista reciente, y es también lo que comenta uno de los personajes al final de ¿De quién es el portaligas?, la segunda película del famoso músico rosarino.
Un resumen bastante preciso del contenido del filme, pese a que no es la precisión uno de sus atributos, sino el desorden. Claro, existe un subgénero dentro del cine llamado comedia de enredos, pero esta producción de Páez parece pasarse por momentos de la raya. Las idas y vueltas en el tiempo y en las situaciones que atraviesan los personajes son tantas, que se necesita un buen nivel de concentración para seguirlas. La película pasa de la comedia al drama, del drama al western y de allí al policial con absoluto desparpajo, lo que para algunos es síntoma de libertad creativa, pero para otros puede resultar un cóctel con demasiados ingredientes.
Sin embargo, el largometraje tiene otra característica determinante. Lo más llamativo, y lo más logrado también (junto con la fotografía), son las escenografías, el vestuario, los peinados, el maquillaje, todos enmarcados en una estética kitsch que remite a la década de 1980 y al ambiente noctámbulo y rockero argentino, pero también al estilo del realizador español Pedro Almodóvar.
La trama habla de tres amigas del alma, Juli (Julieta Cardinali), Leo (Leonora Balcarce) y Romi (Romina Ricci), y de cómo “la experiencia y el paso del tiempo” van marcándolas, aunque sin lograr separarlas. Al comienzo del filme, Leo se entera de que Juli, uno de sus principales afectos, mantiene un romance furtivo con su ex novio. Herida, huye en una moto y sufre un accidente que la deja en coma. Juli, arrepentida, inicia trato con mafiosos para robar un corazón para trasplantar. Romi acude en auxilio de Juli. Y así.
El amor y el odio, la lealtad y la traición, la enfermedad y la salud, el optimismo y el pesimismo, la compañía y la soledad, la familia y el individuo. Todos los polos de estos sentimientos, y de otros también, pasan por ¿De quién es el portaligas?
posted by ciudadfitopaez at 3:11 PM
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